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PRIMER QUEMA DEL HORNO JAGUAR

Encendido en atzompa del primer Horno Tradicional Mejorado de la Comunidad Alfarera de Aprendizaje

En 2019, comenzamos el segundo capítulo de la Comunidad Alfarera de Aprendizaje, donde nos centramos en el mejoramiento de hornos tradicionales y nuevos diseños. Para reafirmar nuestros conocimientos, construimos juntas el primer horno tradicional mejorado de Oaxaca en Atzompa, en la casa-taller de la maestra alfarera Francisca Ocampo, una de las pocas expertas en comales que quedan en esa comunidad.

Una de las características más importantes de este horno es que al diseñarse y construirse en conjunto, los saberes se dispersan entre las comunidades participantes y las mejoras pueden adaptarse a los hornos de cada familia. Esto es muy valioso debido a que las necesidades de cada técnica alfarera tradicional son distintas. Por otro lado, cuando los hornos tradicionales mejorados necesiten ser reparados, estos ajustes los puede hacer la misma familia sin necesitar de un “experto”.

Jaguar es el nombre con el que cariñosamente Francisca y su esposo Memo decidieron llamar al horno que construimos en su casa-taller.

Cuando un nuevo horno se construye es necesario hacer una primera quema para que los materiales con los que fue hecho se endurezcan. Después de semanas de espera vino la segunda quema, con las piezas que Francisca y famiilia elaboraron, principalmente platos, tazones y algunas tazas (nuevas en su repertorio en ese año).

Francisca trabajó arduamente para acomodar las piezas adentro del horno (le caben muchas más que a su horno anterior) y pudimos ver el brillo en sus ojos cuando metieron los primeros leños y el humo comenzó a subir muy muy alto. Después de refrescarnos un poco y de echarle un vistazo cada cierto tiempo, Francisca detuvo el fuego. El descubrimiento del tesoro sería al día siguiente.

Platos Valeria de Francisca Ocampo, socia de la Cooperativa 1050°, quemados en el horno Jaguar. Fotos por Fanel Reyes.

¿Resultado?… ¡Las piezas quedaron perfectas!

Con el apoyo teórico y práctico del maestro Domingo Ramos del Centro de Estudios Alfareros, diseñamos este horno tradicional mejorado que acorta significativamente la cantidad de leña usada y el tiempo de cocción del barro. La quema de Francisca se redujo a 2 horas, casi la mitad del tiempo que le tomaba en su antiguo horno tradicional.

Además del beneficio en el ahorro de combustible, el tiempo de quema, la calidad de las piezas y la salud de las familias alfareras, a largo plazo vemos cambios significativos en la forma de ver y apreciar su oficio. Te lo contamos de viva voz de las artesanas:

A partir del horno todo ha cambiado. Es muy diferente nuestra vida; muy emocionante. Es lo que he notado con mis papás. Ellos lo ven como el inicio de lo que se puede lograr en equipo, como familia… las oportunidades de todo lo que se puede hacer. Ellos nos transmiten esa emoción. Antes [mi hermana y yo] estábamos alejadas del barro, ahora nos acercamos y ponemos interés, solo de ver la emoción en ellos. Ellos también nos invitan a participar más. Hasta mi hermana pequeña está más involucrada. Vienen más oportunidades, cosas grandes. Hay mucha emoción. Sobretodo en mi madre. Dan ganas de aprender. Mi papá dejó de trabajar el barro para traer más ingreso a la casa. Y ahora volvió a interesarse.

¡Volvió a creer en el barro!

—Vianney Ruiz, hija de Francisca.
ES