Enero- noviembre 2023
Por sexto año consecutivo, la COMALA (un espacio de formación donde las artesanas comparten entre ellas los saberes acumulados durante décadas y luego expanden sus habilidades hacia otros campos de conocimiento), siguió en pie, permitiéndonos continuar con los temas que empezamos a explorar en el 2022: salud, hierbas curativas, acabados en barro y las formas de compartir lo que sabemos con otrås. Fueron 7 sesiones mensuales, with 28 alfareras y alfareros de 9 pueblos de Oaxaca, Chiapas, Puebla y Veracruz.
COMALA y sus participantes han madurado. Ello se expresa claramente en cómo se han apropiado de las metodologías de aprendizaje, en la muy activa participación, en la creación de nuevas y extraordinarias piezas y en el deseo de ver crecer los valores de COMALA en las comunidades.
Para que estos remedios y saberes sigan vivos, debemos seguir compartiendo con las nuevas generaciones, es muy importante que no se pierda.
— Elia Mateo
En este último año, apuntalamos ciertos saberes y prácticas exploradas con anterioridad. Bajo la sombra del árbol, en diferentes mesas y utilizando la metodología de tutorías, variås artesanås compartieron una abundancia de saberes: pulido fino de piezas, creación de comales, barro chorreado, creación de teteras, producción y uso de engobes, baño de nixtamal, entre otros. ¡Todås querían estar en todas las mesas, todås querían experimentar todo!
El cuidado de la salud a través de hierbas curativas y las tradiciones entendidas como resistencia, florecieron en un hermoso herbario impreso.
Los rituales son importantes. El pedir a la Madre Tierra y agradecerle por lo que tenemos y recibimos de ella.
– Dina Vera
Este año también dedicamos tiempo a preparar la sección de COMALA dentro de la exposición De la tierra somos. Fue muy emocionante abrir cajas y cajas para revisar todas las piezas de años anteriores. Además, lås participantes trajeron otras nuevas que crearon ex-profeso.
Como complemento, organizamos el Primer Encuentro de Comunidades de Aprendizaje y Saberes Artesanales en el CaSa (Centro de las Artes de San Agustín), para compartir diferentes formas comunitarias de aprender desde los oficios artesanales.
Por último, no es un logro menor haber construido Esperanza de manera colectiva; se trata de nuestro tercer horno tradicional mejorado, esta vez en Ixtlan de Juarez.
La confianza, la amistad y el compartir radical están al centro de esta comunidad. Existe potencia política en esa generosidad que va a contrapelo de las lógicas individualistas y desafía las narrativas dominantes. Esa posibilidad transformadora es lo que nos anima a mantener el gran esfuerzo que se requiere para mantener viva y dinámica a la comunidad.
